(Frontiers Music)
Pero la historia de estos
italianos comienza nada menos que en 1997, suponiendo esta ya su octava entrega
discográfica, y siguen demostrando su tremenda técnica compositiva siendo
capaces de crear piezas de compleja elaboración pero bastante asequibles para
el gran público. Comandados por el notable guitarrista y teclista Simone Bullaroni, al que acompañan el
cantante Marco Basile, el bajista Andrea Arcangeli, el batería Fabio Costantino y el teclista Emanuele Casali, dan forma a los once
cortes que componen este disco que se abre de forma pomposa y grandilocuente
con las dos partes de “The Secret”, pura exhibición de técnica progresiva y
melódica que se prolonga durante más de cuarto de hora de forma espectacular
dando espacio y protagonismo a cada uno de los miembros de la banda pero todo
dentro de un conjunto perfectamente ordenado y coherente con sus
correspondientes cambios de ritmo pero sin perder el hilo conductor principal
resultando de lo más intenso y entretenido.
Tras la exhibición inicial nos
encontramos con el corte que yo elegiría como tema de choque del disco, “Animal”,
como su nombre indica una auténtica animalada de canción llena de fuerza sobre
el duro riff de guitarra que lo sujeta entre unas teclas menos protagonistas
pero igualmente presentes sobre las que brilla con fuerza una evocadora melodía
de voz con un Basile
impresionantemente expresivo dejando un estribillo recordable y vibrante.
Giro más contundente a lo Symphony X en la cortante y nítida “Ghost
Of Insanity” metal progresivo de alto octanaje no exento de melodía con la
participación de uno de los referentes vocales del género como es Tom Englund (Evergrey) dando su toque
de clase, antes de seguir golpeando de forma poderosa con “Fallen” de ritmos
más pesados con unas guitarras de distorsión alta rasgando sobre una rotunda
base rítmica sobrevolada por una clarísima y embaucadora melodía vocal que
recuerda aún más a la banda de Englund
que la propia “Ghost Of Insanity” en la que participa.
Continúan exhibiendo técnica y
pegada con “The Passage” salpicada de unos virtuosos cambios y arreglos llenos
de poderío y clase, para relajarse luego un poco con la breve “Disguise” casi
dos minutos de profunda e intimista interpretación vocal y de piano creciendo
con fuerza hasta desembocar en “Portrait” acelerando y matizando con la voz de Basile de nuevo mostrando su gran
versatilidad compartiendo protagonismo con la guitarra que se marca un
vertiginoso duelo a modo de solo compartido con los teclados, redondeando otro de
los cortes más destacados del disco.
Sorprenden en la recta final con
la más hard rockera “Daydreamer” con guitarras más crudas y arrastradas creando
un sonido con mucho rollo dejando a un lado la pomposidad y complejidad
habituales, recuperándolas en la enérgicamente metalera “Dogma” donde deja su sello
el guitarrista invitado Michael Romeo
(Symphony X) haciendo que el tema inevitablemente suene a su banda de forma
desafiante y melódica.
El cierre definitivo lo pone la
lenta e insinuante “In Sorrow” que acaricia suave en modo acústico con un
embaucador pellizco a lo Queensryche
que sirve para completar un gran disco que confirma a DGM como una de las formaciones más interesantes del progresivo en
la actualidad.
Mariano Palomo
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