Los hermanos Troy siguen adelante regenerando a sus Praying Mantis para poder seguir manteniendo su marcada esencia que
les llevó a liderar en su momento la NWOBHM, aunque luego no llegaran a tener
el éxito multitudinario de otros grandes nombres que les acompañaron en aquel
apasionante movimiento que explotó en el Reino Unido a finales de los setenta y
principios de los ochenta. En cualquier caso siempre han tenido un buen nicho
de fieles seguidores y han contado con el respeto del público, tanto el más
heavy como el más cercano a sonidos más melódicos, dado su excelente gusto a la
hora de compaginar ambas facetas.
Como decía Tino Troy (guitarra y voces) y Chris
Troy (bajo y voces) han tenido que ir cambiando de compañeros de viaje
continuamente a lo largo de su dilata carrera a lo largo de la cual han contado
nada menos que con once cantantes, casi otros tantos baterías y media docena de
teclistas, algo que sin duda a lastrado a la banda que tuvo su etapa de mayor
continuidad en los noventa con Denis
Straton (ex Iron Maiden) como guitarrista y con Paul Dianno (ex Iron Maiden), Gary
Barden (ex M.S.G., Statetrooper) y Tony
O’Hora entre otros como vocalistas, cosechando un notable éxito sobre todo
en Japón. Después casi una década en blanco y vuelta a empezar con Andy Burgess a la guitarra y con otros
dos cantantes, Mike Freeland con el
que registraron su anterior trabajo “Sanctuary”
(2009), y el holandés John Cuijpers que
junto a su compatriota Hans in’ Zandt
a la batería completan la actual formación de la banda que ha grabado este “Legacy” y que, como pudimos comprobar
hace unos meses en el Frontiers Rock
Festival, también funciona perfectamente en directo.
Una vez puestos al día sobre la
historia y vicisitudes del grupo, vamos con este nuevo disco que es de lo que
se trata. Como decía al principio y pesar de tantos cambios e interrupciones en
su carrera, Praying Mantis han sido
capaces de crear un sonido propio que mantienen fielmente a lo largo y ancho de
todos sus trabajos, con mayor o menor brillantez en lo que al resultado final
de los temas se refiere, pero siempre con unas claras señas de identidad:
melodías vocales cuidadas con grandes aportaciones corales, guitarras muy melódicas
y presentes doblándose pero dejando el sitio preciso a los teclados, y un gran
gusto a la hora de añadir algunos retazos épicos que enriquecen las
composiciones sin forzarlas artificialmente.
Pues todo esto es lo que encontramos
en este nuevo disco del grupo, comenzando por una brillante pieza como “Fight
For Your Honour” llena de motivación que nos muestra al Cuijpers más contundente liderando con poderío su claro estribillo
guerrero y épico bien rodeado de buenas melodías de guitarra y teclados, amén
de los omnipresentes aportes corales de los hermanos Troy. Tras este buen inicio nos regalan una preciosa “The One”
coqueteando con el A.O.R. más elegante y envolvente made in U.K. creando una
preciosa melodía no exenta de intensidad, subiendo el ritmo seguidamente con
las más hard “Believable” corte efectivo y lleno de clase donde unas enormes
voces llenan su estribillo, siguiendo más o menos la misma línea con la
evocadora “Tokyo” adornada de sonidos típicos orientales y que sin resultar tan
rotunda si destila un suave encanto con sus bonitos dibujos de guitarra y con
la voz de Cuijpers recordándome a la
de Gary Barden.
Baja la intensidad algún peldaño
con le cadencioso medio tiempo “Better Man” que a pesar de su atormentada
interpretación dramatizada me resulta bastante sosa, mejorando luego con la preciosa
“All I See” de nuevo con las melodías de guitara y voz perfectamente trabajadas,
y con la más dura “Eyes Of a Child” creando un vibrante momento heavy sinfónico
por la presencia de unas teclas misteriosas junto a unas guitarras crudas en
perfecta armonía con su claro estribillo.
Siguen enérgicos y apasionados
con “The Runner” con las guitarras marca de la casa doblándose con acierto
apoyadas de nuevo por los teclados que desaparecen en el inicio algo intrigante
de “Against The World” que acaba por recuperar parte de la carga épica que
había decrecido en cortes anteriores, manteniéndola en la evocadora “Fallen
Angel” igualmente reconocible creciendo sobre una potente melodía vocal, para
cerrar definitivamente con la expresiva y potente “Second Time Around” que a
base de acordes reiterados, poderosos golpes de voz y buenos cruces de teclas y
guitarras pone el punto final a este más que competente trabajo que empieza muy
arriba casi hasta la mitad del mismo y que luego resulta algo más irregular,
pero manteniendo siempre un nivel como mínimo correcto.
Mariano Palomo
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