(The Fish Factory)
Después de su reentré en 2010 con
“Prohibido Mirar Atrás”, uno de los
grupos más entrañables y significativos de nuestro rock siguen en la brecha
ofreciéndonos nuevo material. En este caso y bajo el ilustrativo título de “El Ritmo De La Calle”, Lele Laina (voz y guitarra) y José Luis Jiménez (voz y bajo) vuelven
a parir un puñado de buenas composiciones marca de la casa aunque con un sonido
algo más hard rockero y contundente. Acompañados por Luis Cruz a la guitarra, que se mantiene desde la anterior entrega,
y por otro clásico como es José Martos
(Barón Rojo, Niagara, Atlas) a la batería, redondean una sólida formación que
ya lleva algún tiempo pateándose los escenarios y que tiene intención de seguir
haciéndolo para presentar en sociedad a su nueva criatura.
Como decía el título de este
nuevo disco de Topo resulta bastante
ilustrativo de lo que nos vamos a encontrar, comenzando por el propio tema
homónimo que le da apertura, cien por cien clásico rock español al estilo Laina-Jiménez, con una reivindicativa e
inteligente letra llena de mensaje adornada por unas muy curradas guitarras que
brillan junto a sus melodías de voz dobladas y a su enérgica base rítmica. Una
energía que se prolonga en la más hard “La Máquina Del Tiempo” con una clara
melodía de guitarra típicamente Cruz
que me recuerda a su trabajo en “Ciudad
De Músicos” con la potente voz de Jiménez
más atemperada, sobre todo en su encantador estribillo.
Giro más setentero con “Blues Del
Cristal”, insinuante pieza cadenciosa pero con filo donde se marcan con
intensidad su bajo y unas incisivas guitarras, que se dinamizan para dar forma a
la pegadiza “It’s Been A Long Time (El Murillo)” que en clave autobiográfica
recuerda sus primeros tiempos insertando títulos de clásicos del rock dentro de
un sonido en el que el influjo de sus admirados Beatles queda patente sobre todo en sus voces dobladas en inglés en
el estribillo.
Divertida y curiosa me resulta “Tarzán
(J.W. El Unico Tarzán)” perfectamente reconocible en su sonido con un ritmo
blues marcado por el bajo y voz de José
Luis mostrando su admiración por el actor Johnny Weissmuller, para continuar en clave nostálgica con “Canciones
Secretas” medio tiempo con unas bonitas guitarras electroacústicas y unos
buenos coros en el que Lele relata
la historia de las noches de grabación en los estudios Kirios de Alcorcón hace
unos años, algo que sabemos gracias a que en el libreto se explica brevemente
la temática de las letras de cada canción, encajando perfectamente en la imagen
de cómic de todo el arte gráfico de Fernando
Nanderas que una vez más ha realizado un gran trabajo.
Más o menos en esa misma línea
nos dejan la romántica “Llueve En La Ciudad” con una acústica rasgada bajo los
desarrollos eléctricos y la fantástica melodía vocal que encabeza Jiménez que pasa a segundo plano para
que luzca más Laina en “El Currante
Luchador” de nuevo un corte reivindicativo en clave de rock clásico donde expresan
su admiración por la clase obrera pero con gracia y buen gusto para hacer
llegar con claridad su mensaje sin necesidad de caer en el pataleo ni las descalificaciones
facilonas tan habituales en otro tipo de bandas.
Las voces son de nuevo
protagonistas principales en la animada “El Guitarrista De Hamelin” quedando
bastante divertida, para volver a territorios más cercanos al blues con “Esta
Casa No Es Un Hogar” en la que José Luis
forma tándem rítmico con su hijo Dani
que se encarga de la batería para sostener su melancólica melodía, que se torna
bucólica en “La Dama y El Juglar” de ambientación medieval básicamente acústica
con aportes eléctricos donde Lele
recita una bonita historia de amor (como bien indican podría pertenecer
perfectamente a “El Libro Del Buen Amor”
del Arcipreste de Hita), y en la
relajada “La Cosecha” que me recuerda un poco a su tiempos de Asfalto y a su “Isla Del Amor” pero no
tan hippie.
El cierre lo ponen otros dos
temas con clara temática social, la ligerita “Vagabundear” donde abordan la
emigración de nuestros jóvenes, contando con José Marshall (Marshall Monroe, Casablanca) a la batería, y la más
contundente “Policías y Ladrones” guitarrera y pesada para dar mayor potencia a
su mensaje tan claro como su título.
Otro muy buen disco de unos
clásicos que en absoluto están fuera de onda, muy al contrario creo que están
en una gran forma y perfectamente vigentes tanto musical como conceptualmente,
contando y cantando cosas con tino y elegancia. Siempre Topo.
Mariano Palomo
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