jueves, 12 de febrero de 2015

REVOLUTION SAINTS “Revolution Saints”


(Frontiers / Mastertrax)
Cuando llegaron las primeras noticias de lo que estaban gestando hace unos meses Deen Castronovo (Journey), Jack Blades (Night Ranger) y Doug Aldrich (Burning Rain, ex Whitesnake), la expectación creada entre los seguidores del hard melódico fue enorme. Una expectación más que justificada dado el nivelazo y trayectoria de los tres elementos que dan vida a este proyecto, y que ahora se ve materializada en un excelente trabajo que recoge las señas de identidad por los que han llegado al status que ostentan.
Si bien el trío titular está a un tremendo nivel, bien ayudados en algunos momentos por algunos invitados de tronío que serán detallados más adelante, la voz de Deen Castronovo sobresale sobre el resto, no sé si por la producción que le otorga mayor protagonismo o por el tipo de composiciones que parecen hechas a su medida, pero el caso es el tremendo potencial vocal del también batería queda patente en toda su extensión. Por supuesto Doug Aldrich deja claro una vez más que desde hace tiempo es uno de los guitarristas más en forma del panorama mundial dotando de energía y versatilidad a los temas, y Jack Blades en esta ocasión queda en un más discreto segundo plano ocupándose básicamente del bajo con esporádicas apariciones vocales.
El disco arranca de forma enérgica con “Back On My Trail” tema de A.O.R. bastante rockero con una gran melodía central y con mucha intención en sus punzantes guitarras sobre una base algo opaca junto unos coros ligeros acompañando a la desafiante voz de Castronovo. Comparte tareas vocales a continuación con Blades para regalarnos la pegadiza “Turn Back Time” una de las canciones más resultonas del disco por sus brillantes armonías vocales, su rotunda base rítmica y su enorme solo de guitarra.
En esta misma línea nos encontramos con “Locked Out Of Paradise” algo más dura en su concepción rítmica pero igualmente directa con un estribillo absolutamente ganador dotado de cierta carga dramática, volviendo a terrenos más alegres con “Dream On” que bien podía pertenecer a cualquiera de los últimos discos de Journey, tema Castronovo 100%, lleno de luz y solidez, contagioso a más no poder.
Manteniendo la misma intensidad pero con un ritmo algo más atemperado nos dejan “Strangres To This Life” con la base rítmica muy marcada sobre la que se desarrollan unas líneas vocales que me recuerdan a los Kansas cercanos al hard melódico pero con un Aldrich tremendo sacando fuego de su guitarra, como en el apasionado medio tiempo “Better World”. Igualmente incisivo se muestra el rubio hacha en “Here Forever” que comienza de forma muy relajada a base de piano y voz pero que va creciendo en pasión y emotividad, rasgando más las cuerdas sonando más duro y actual en “How To Mend a Broken Heart” que se ve aligerada por una excelente melodía de A.O.R. clásico creando un curioso contraste.
Por supuesto los temas más lentos no podían faltar, comenzando por la sentida “You’re Not Alone”, más medio tiempo que balada, en la que Deen y Arnel Pineda (Journey) comparten voces creando unas preciosas armonías llenas de elegancia y fuerza, como sucede en la evocadora “Way To The Sun” de nuevo con Blades aportando su talento vocal junto al multitarea Alessandro del Vecchio, que también se encarga de los teclados y produce el disco, dentro de una envolvente ambientación acústica rota por los riffs de Aldrich al que acompaña Neal Schon (Journey) con un preciosista solo de guitarra. Las dos baladas más propiamente dichas del disco son “Don’t Walk Away” que de nuevo nos recuerda a Journey con el piano marcado junto a la profunda voz de Castronovo creciendo y enganchando con sentimiento, para cerrar con “In The Name Of The Father (Fernando’s Song)” ejecutada bajo los mismos parámetros pero sin apenas elementos eléctricos salvo un apropiado solo de guitarra.
Emotivo cierre para un disco que inicialmente me dejó algo a medias pero que encierra mucho trabajo y talento, suficiente para postularse como uno de los favoritos del año para los seguidores del hard melódico.
Mariano Palomo

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