Cuando ya daba por amortizados a Harem Scarem, más después del
insustancial refrito de “Mood Swings” que se marcaron año pasado, ahora van y me sorprenden
sacándose de la manga un disco de lo más fresquito y entretenido. Sin llegar al
nivel de sus icónicos dos primeros trabajos, con esta decimotercera entrega en
estudio sí que han conseguido transmitirme en buena medida las vibraciones de
antaño, algo que sólo lograron últimamente en pequeñas dosis con algunos temas
de “Higher”, “Human Nature” y “Weight Of
The World”.
Todo suena mucho más ligero y
brillante, con una chispa que echaba en falta desde hace tiempo, manteniendo
como siempre un gran nivel instrumental y vocal, con la personalidad propia de
la banda pero con un tono mucho más positivo, creando canciones breves, más
sencillas e inmediatas, redondeado cuarenta minutos que se pasan en un suspiro
sin caer en moderneces excesivas ni en las cargantes demostraciones de atormentamiento
de otras veces.
Desde que empieza a sonar “Garden
Of Eden” empiezan a desprender buen rollo, con un ritmo vivo y tremendamente
melódico, con los coros marca de la casa
a su mejor nivel sobre el un original desarrollo guitarrero rematado por un
gran solo de Lesperance, esto no
cambia. Incluso consigue que me agraden cortes más modernetes como “Live It”, con
sus armonías vocales y sus peculiares arreglos sin perder la base melódica
recordándome a los Beatles, al igual
que la cadencia de la taciturna “Never Say Never” que me resulta más gris, o “Early
Warning Signs” más durita pero con un curioso toque happy que crece en su gran
estribillo.
Mucho más dinamismo y recuerdos
clásicos de su primera etapa en “Saints And Sinners” con unos fantásticos
acordes de guitarra marcando pegadizos y eficaces junto a la melódica
ejecutoria vocal de Harry Hess que
sin necesidad de forzar mucho ni de ponerse dramático está francamente bien a
lo largo de todo el trabajo. En la misma onda pero aún más melódica nos dejan
la bien intencionada “Troubled Times” con unas bonitas melodías y mucha esencia
primigenia, pero algo falta de pegada, como sucede en menor medida en la
sinuosa “The Midnight Hours” que crece en su estribillo, al igual que la envolvente
“All I Need” que a menor ritmo llama la atención con sus repuntes de voces y
guitarra.
Con “Whatever It Takes” recuperan
en buena medida el nivel de sus mejores baladas, aunque sin alcanzar un nivel top
de apasionamiento sí que desprenden sentimiento y clase adornados por unos
bonitos rasgueos acústicos sobre las melodías centrales. Para cerrar nos dejan la
romántica “Stardust” cadenciosa en sus guitarras pero agradable en sus expresivas
líneas vocales, dejándonos un buen regusto.
Si hace unos meses me hubieran
dicho que Harem Scarem sacarían un
nuevo disco que me agradaría tanto me hubiera costado creérmelo, pero la vida
te da sorpresas, y si son como está, pues mucho mejor.
Mariano Palomo
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