Después de darse a conocer el
pasado año con su banda Three Lions,
el cantante y bajista inglés Nigel
Bailey lanza ahora su primer trabajo en solitario con su apellido como
cabecera. Y la verdad es que, aunque con otros compañeros, casi podía haber
sido el segundo disco de Three Lions,
porque es complicado apreciar alguna diferencia respecto al sonido del grupo primigenio
de Nigel. Hard Rock melódico
típicamente británico, con algún acercamiento al heavy melódico, ejecutado con
pulcritud y buen gusto sin dejar de lado la fuerza, aunque en algunas fases se
echa en falta algo más de contundencia.
Para la grabación de este “Long Way Down”, Bailey se ha rodeado de algunos de los músicos italianos “residentes”
del sello Frontiers, el fino guitarrista Mario
Percudiani, el batería Alessandro
Mori, y el hiperactivo Alessandro
del Vecchio que se encarga de coros, teclados y producción. Todos ellos realizan
una más que correcta labor, dando como resultado un trabajo bastante
interesante que, sin descubrir la pólvora, sí me resulta agradable e intenso
por momentos. Bailey sigue luciendo
su personal voz con esos tonos graves muy melódicos y expresivos, pero siempre
al servicio de los temas, sin querer erigirse en el protagonista principal,
dejando que sus acompañantes desarrollen ampliamente su labor.
El inicio con “Feed The Flames”
es un buen ejemplo de equilibrio vocal e instrumental, dentro del sonido
británico que comentaba antes con unas trabajadas melodías de voz
desarrollándose sobre las de guitarra algo menos altas sin necesidad de subir
mucho el tono. En esta misma línea está también “Dirty Little Secret” de
estribillo claro pero algo lineal en su ritmo, intensificado por la mayor
presencia de la guitarra de Percudani,
recordándome ambas a los veteranos Praying
Mantis.
Más rotundidad acercándose a
terrenos heavy rockeros con “Long Way Down” con unas guitarras duras y con
cuerpo, o con “Bad Reputation” en la que curiosamente los teclados de Del Vecchio se dejan notar dentro de un
sonido muy Ten-Dare (“Blood From The Stone”), sobre todo en
la guitarra que recuerda mucho a Vinny
Burns, por otra parte miembro también junto a Bailey de Three Lions.
Se acentúa el recuerdo a la banda de Gary
Hughes en la épica “In The Name Of The King” acertadamente elegida como
tema de choque del disco, un corte potente, pegadizo y bien elaborado que entra
a la primera.
Los momentos más A.O.R. los
encontramos en la deliciosa “Stay” que seduce con su dulce sencillez sobre un
estribillo claro y sutil, convirtiéndose en otra de mis favoritas del disco,
junto a “Love Falls Down” que dentro de su ritmo fácil y cálido encierra un
estribillo doblado resultándome de lo más entrañable, a la tremendamente
contagiosa “Ticket To Yesterday” que resulta complicado sacarse de la cabeza
con su rollo optimista algo ingenuo que entra discretamente sin necesidad de
grandes alardes ni subidas de tono, y a la contagiosa “Dirty Angel” que cierra
el disco a ritmo alto con sus dinámicas guitarras compartiendo primeros planos
con un buen estribillo al que le falta un poco de fuerza en los coros para
acabar de rematar la faena.
La cara más romántica de Bailey comparece en el medio tiempo “Somewhere
In Oslo” lleno de melodía y delicadeza instrumenta, sobre todo en las guitarras
de Percudani envueltas en la
preciosa voz de Bailey, y en la expresiva
balada “Spend TheNight” que comienza acústica con suavidad para ir cogiendo cuerpo
e intensidad, con ese poso romántico que comentaba pero en absoluto ñoña o
pegajosa, escuela británica.
En definitiva un disco realmente
agradable de escuchar, con momentos potentes y cañeros siempre dentro del
hard-heavy melódico, y que creo que gustará a los que ya disfrutaron con el
trabajo de Three Lions.
Mariano Palomo
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