(Frontiers Music)
Y una vez escuchado lo que han
sido capaces de crear entre los cinco, la verdad es que el resultado es
bastante correcto y previsible, en general suena Great White de toda la vida, con la voz de Russell a bastante buen nivel, con las guitarras de Lochner y Montana sonando muy bien con gusto y fuerza, y con las bases en su
sitio dando sustento a un puñado de buenos temas que sin excesivas pretensiones
en su mayoría son capaces de llegar al notable, navegando entre el hard
melódico y el blues.
El disco comienza de forma más
que interesante con la cuidada “Sign Of The Times”, puro Great White ochenteros aportando melodía, llegada en sus voces y
guitarras, bien acompañadas de originales detalles de percusión creando un
embaucador sonido perfectamente reconocible. Siguen aportando buenos elementos
de percusión suave en la sensual hard blues “He Moves Me” con un ligero deje
honky tonk que nos transporta a los garitos sureños polvorientos donde podría
sonar perfectamente.
Suben el ritmo y se muestran más
festivos a lo Aerosmith en la resultona
y sencilla “Crazy” con unos rasgueos de guitarra que indefectiblemente nos
recuerdan a los primeros tiempos de la banda de Tyler y Perry, antes de
volver a territorios cálidos y sensuales con el medio tiempo “Love Don’t Live
Here” elegante y apasionada composición con unas buenas guitarras arrastradas y
con una gran melodía vocal culminada por un magnífico estribillo a dos voces,
que baja de intensidad y nitidez en la más sombría e inquietante “My Addiction”
que con sus punzantes guitarras y sus ásperas voces crea una angustiosa
atmósfera perfecta para expresar su mensaje, aunque es de las que menos me ha
convencido.
Tampoco acaban de rematar con la sentimental
balada “Anything For You” desnuda sin apenas carga instrumental siendo
prácticamente toda acústica y plana hasta la entrada de un bonito solo
pellizcado, y al romanticón medio tiempo “Don’t Let Me Go” con elementos pop y
reggae en su ritmillo de guitarra, asequible para todos los públicos pero excesivamente
edulcorado para mi gusto al igual que la quedona y simple “Spy Vs Spy”,
original pero flojita. Algo más atractiva me resulta, sobre todo por su punto
teatral, “He Saw It Coming” que con sus sonidos de guitarra y sus ritmos
circenses hace que me acuerde de los Queen
más extravagantes saliéndose bastante de la línea general del disco.
En la recta final encontramos una
envolvente “Blame Me It On The Night” enriquecida por como empastan guitarras y
voces creando un magnífico sonido setentero lleno de encanto con Russell y Lochner a gran altura, pero que recuerda mucho al clásico de Blue Oyster Cult “Don’t Fear The Reaper”,
antes de cerrar definitivamente a capela con la curiosa “Godspeed” mezclando armonías
vocales en modo doo wop cincuentero resultando un agradable y original modo de
completar un disco con muy buenos recuerdos de los mejores tiempos del Gran
Tiburón Blanco, y con otros momentos más prescindibles.
Mariano Palomo
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