(The Fish Factory)
Seis
años después de la publicación de su anterior obra “Contra Viento y Marea”, parece que las ganas del grupo están
renovadas, con un sonido básicamente igual que el que ya conocíamos pero
enriquecido con algún matiz, y con una mayor carga de denuncia y rebeldía en
sus letras, algo que por otra parte siempre ha estado presente en los textos de
la banda en mayor o menor medida.
Así, arrancan en modo
clásicamente hard rockero con la rítmicamente poderosa “Esperaré” con una base
que recuerda al sonido contundente de unos Zeppelin
actualizados o de los británicos Thunder,
rodeada de una inmensa melodía vocal con especial mención a los coros de su
estribillo y a los acordes de guitarra que la atraviesan con exquisita y
punzante precisión, solo incluido de Manolo.
Un señor tema para comenzar.
Mantienen el nivel con la
motivante “Cosa de Valientes”, con el bajo de Angel marcadísimo junto a la sólida pegada de Martos llevando el ritmo recordando a su etapa con Barón Rojo pero con el sello melódico
inconfundible de Atlas creciendo sin
estridencias pero con fuerza, antes de relajarse en el precioso medio tiempo de
aires bluesies “Culpables” con la participación en el órgano hammond de Pavel Mora creando una enorme
ambientación junto a los arreglos orquestales del veterano Miguel Angel Collado y a una espectacular aportación de guitarras
llenas de calidez y sentimiento.
Collado repite haciéndose cargo del hammond en la purpeliana “Vete
al Infierno” sosteniendo sus riffs pesados y nítidos, con la voz de Ignacio clara y desafiante hasta
desembocar en su estribillo doblando voces antes de llegar un bonito duelo de
teclas y cuerdas en forma de solo compartido. Continúan en modo reivindicativo con
la cuidada “Gritaremos No”, adornada de unos buenos sonidos de guitarras y
voces marca de la casa que expresan con fuerza su mensaje sin subir demasiado
el tono, para retomar el hard melódico más ochentero en “Un Sueño Cumplido”
canción fresca y optimista llena de chispa y encanto con unas vibrantes
guitarras y voces haciéndola de lo más resultona.
Vuelven los sonidos tranquilos
con la electro acústica “Llueva o Salga el Sol” que rompe algo más cañera en su
parte central pero manteniendo su línea melódica hasta el final con un
preciosista solo acústico, dejando cierto aroma Whitesnake, que se prolonga en menor medida en la animada “Mil y Un
Pedazos” con un magnífico rollo de carretera también del gusto del grupo,
perfectamente reconocible coronada por otro buen solo de guitarra, que sigue
afilada sobre la rotunda base de “Fuera de Mi” matizada por sus melódicos coros
pero lanzando con determinación un acertado alegato contra las adicciones poco recomendables.
En el tramo final nos encontramos
con “No se Permite Prohibir” de nuevo con la base rítmica muy marcada junto a
unas guitarras duras que encajan perfectamente con una gran melodía vocal
creando un buen contraste entre el que me da la impresión de que lanzan otro acertado
mensaje en este caso contra los “opinadores” que pueblan las tertulias de los
medios de comunicación. Cierran definitivamente con la pegadiza “Somos Una
Misma Voz” lanzando un espectacular estribillo coreado perfecto para ser respondido
en directo creando la comunión rockera entre músicos y público con la voz de Ignacio sobresaliendo arrogante y
cercana junto a un guapísimo solo de Manolo,
otro más.
Colofón magnífico para este muy
buen trabajo de una banda de la que ya necesitábamos escuchar nuevo material y
que como era previsible han respondido con creces a las expectativas haciendo
que la espera haya merecido la pena. Grandes Atlas.
Mariano Palomo
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