(Frontiers Music)
Siguiendo la línea de calidad marcada
por sus predecesores, ahora nos ofrecen esta cuarta entrega digna sucesora de
su fantástico “Nine” que les llevó a
reclutar a un buen número de seguidores por su carácter más asequible con temas
bastante melódicos, y a los que ahora dan un giro algo más duro y elaborado pero
sin perder nada de elegancia.
Este sonido más pesado empezamos
a observarlo en el ritmo cortado de la inicial “The Weight” suavizado por unas
expresivas líneas de voz y guitarra con intensa carga sinfónica, rodeadas de
unos cuidados teclados creando una atmósfera evocadora que crece con sus calculados cambios de ritmo
e intensidad. Se relaja un poco el ambiente en el comienzo de “Highest Bitter”
que va creciendo y oscilando sobre una base que se relaja o golpea según el
momento de la mano del percusionista Truls
Haugen y del bajista Glen Mollen,
ambos tremendamente técnicos, dejando que el guitarrista Mats Haugen de rienda suelta a su creatividad con unos preciosistas
arreglos complementados perfectamente por la efectiva labor de Lasse Finbraten a los teclados.
Más dureza y densidad en “Havoc”
dotada de unos efectos y afinaciones actuales que le dan un toque cibernético y
futurista a su pesada base resultando opaca pero desafiante con sus golpes de
voz y su rápido solo de guitarra rozando terrenos industriales, aligerando un
poco el panorama pero sin salirse de esta línea en la más relajada “Pages” con
menos electrónica pero con unas guitarras pesadas que se dinamizan por un experimental
solo de Mats, dejando más
protagonismo a los sintetizadores de Lasse
en la mucho más ligera y accesible “Flames” con las personales melodías de voz
de Michael resaltando sin necesidad
de hacer grandes subidas de tono.
A continuación las dos piezas más
extensas del disco superando ambas los ocho minutos de duración. La primera de
ellas “Loved Ones” se desarrolla de forma sosegada pero intensa sobre un
marcado colchón de teclados con una cálida y romántica aportación vocal que va
in crescendo, endureciéndose notablemente en su segunda mitad con unas
guitarras poderosas y trabajadas que vuelven a brillar con virtuosismo antes de
volver a relajarse y de romper definitivamente con emocionante poderío rodeadas
de unos fantásticos coros. Por su parte “After The Fire” sigue más o menos los
mismos parámetros iniciales pero manteniendo una intrigante ambientación que
envuelve los potentes golpes de voz de Michael
subiendo en antes de llegar al estribillo rodeándolo todo unos delicados y
versátiles arreglos sinfónico progresivos.
Con la más directa y actual “Remember”
son capaces de mezclar bonitas melodías de voz y teclados con intensos y
potentes golpes de percusión sobre los que Mats
desarrolla unos talentosos acordes de guitarra rematando con un entrañable coro
infantil que le da un toque original al tema que termina de forma rotunda antes
de llegar a la final “Chivarly”. Un tema este marcado por un halo melancólico
inicial con una suave voz narrativa en tono menor para ir intensificándose con
una poderosa percusión pero sin perder esa melancolía apoyada en unos arreglos
de voces y teclados dramatizados entre los que brilla otro buen solo de
guitarra cuyos acordes se reiteran antes de ser de nuevo sobrepasados por voces
y teclas.
Cierre de notable nivel como el
resto de este disco que, si bien puede no resultar fácil de asimilar a la
primera requiriendo varias escuchas para encontrar toda su riqueza compositiva,
está a la altura de las obras contemporáneas más destacadas del género.
Mariano Palomo
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