martes, 12 de mayo de 2015

WHITESNAKE “The Purple Album”


(Frontiers Music)
Una vez retomada la carrera de la Serpiente Blanca con la publicación de un par de álbumes bastante interesantes como son “Good To Be Bad” y “Forevermore”, amén de sus correspondientes giras mundiales, parece que David Coverdale ha querido tirar de nostalgia para recordar sus inicios recuperando algunos de los temas que grabó a mediados de los setenta con Deep Purple. Así pues, tras cambiar una vez más la formación de Whitesnake en la que permanecen Reb Beach a la guitarra y Michael Devin al bajo, y después de fichar al guitarrista Joel Hoekstra (ex Night Ranger, Transiberian Orchestra) para sustituir a Doug Aldrich (Burning Rain) y con el retorno de Tomy Aldridge ocupando la vacante dejada por Brian Tichy a la batería, David se puso manos a la obra para dar forma a la regrabación de los temas con los que se empezó a darse a conocer en el rock mundial.
Antes de escuchar los temas la idea podría parecer atractiva por la curiosidad que despierta siempre comprobar la vigencia hoy en día de unas composiciones con más de cuarenta años de antigüedad, pero también puede provocar el efecto contrario haciendo pensar a más de uno que a Mr. Coverdale se le están acabando las ideas, como ya lo hecho su capacidad vocal hace tiempo, al menos en directo. Una vez escuchado el disco creo que es más lo positivo que lo negativo, sobre todo porque el gran sonido que le han sacado a las canciones, actual y rotundo pero sin perder apenas esencia, lo cual no quiere decir que sean versiones absolutamente fieles.
La elección del track list me parece de lo más acertado, centrándose sobre todo en los enormes discos que Dave facturó junto a Paice, Hughes, Blackmore y Lord en 1974, los enromes “Burn” y “Stormbringer”, y con un par de buenísimos recuerdos para “Come Taste The Band” grabado un año después ya con Tomy Bolin a la guitarra. Del primer disco han escogido seis cortes, abriendo con el propio tema título “Burn” que ya estamos acostumbrados a ver tocar a Whitesnake en directo hace años y que en esta revisión aparece más retocada de lo habitual, sobre todo en el sonido de teclados, por cierto, no sabemos quién se encarga de ellos ya que no aparece en los créditos de la nota de prensa.
Más atractivas me han parecido “You Fool No One” con una curiosa armónica inicial dándole un rollo blues más marcado y con un fantástico trabajo de percusión de Aldridge, aunque sin su cencerro característico, sosteniendo una melodía vocal más relajada que la original junto a un solo de guitarra distinto, y la profunda e intensa “Sail Away” con un rasgueo acústico marcando su tranquilo desarrollo para que la voz de Coverdale doblada por debajo muestre su calidez. La adictiva “Mistreated” se muestra cruda y rotunda, con esa cadencia envolvente que atrapa, con menos teclados pero manteniendo bien el tipo sobre todo en su melodía de voz y guitarra, al igual que en la más ligera “Might Just Take Your Life” con una entrada de dobro arrastrando hasta unas tesituras blues-hard que sin duda muestran de donde vienen los primeros Snakes, con lo hace la más punzante e incendiaria “Lay Down Stay Down” recordando a Hendrix algunas partes de guitarra.
La representación de “Stormbriger” la encabeza una versión metalizada del propio tema título, curiosa y compacta, pero para mi gusto algo artificial, echando en falta sobre todo el sonido de los teclados, apenas perceptibles. Por el contrario otros cortes son más fieles a sus originales, caso de “Lady Double Dealer” llena de rollo e intención, o de una embaucadora “The Gypsy” que desprende magia en cada nota, con unas guitarras que hablan. Dos delicatesen salpicadas de sonidos acústicos completan el quinteto del citado “Stormbringer”, la bucólica “Holy Man” adornada por un bonito solo de guitarra, y la siempre emotiva “Soldier Of Fortune” más desnuda que de costumbre únicamente a base de voz y cuerdas pellizcadas.
Los dos cortes de “Come Taste The Band” con los que se completa el trabajo son “Love Child” de cadencioso ritmo blues pesado marcado por unas guitarras de alto octanaje a las que acompañan unas tímidas teclas, y la sensual “You Keep On Moving” que envuelve con su ritmo para que Coverdale luzca junto al sonido de órgano de los teclados, aunque una vez escuchada en la voz de Glenn Hughes cualquier versión parece menor.
Un disco como decía bien tocado y producido, con algún detalle mejorable como los expuestos, pero en cualquier caso muy agradable al oído y recomendable como ejercicio de recuerdo, por si a alguno se le había olvidado de donde viene todo. No me extrañaría que fuera una forma de cerrar el círculo por parte de Coverdale poniendo fin de manera más que digna a su excelente trayectoria, esperemos que no lo estropee en su próxima gira.
Mariano Palomo

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