(Frontiers Music)
El hacha irlandés entró a formar
parte de la banda en un principio como productor, pero finalmente se unió al
batería Marc Danzeisen, al bajista Nick Brophy y al magnífico guitarrista
y sobre todo cantante Rob Lamothe
para convertirse en una banda de culto que llamaba la atención sobre todo por
su buen gusto a la hora de mezclar hard melódico y blues haciéndolo asequible y
de gran calidad.
En este nuevo disco se cumplen de
nuevo estas premisas, con un excelente Lamothe
derrochando pasión y energía tanto a la voz como a la guitarra formando una
notable pareja con Campbell, algo
que empezamos a comprobar en la directa “American Dream” hard rock con filo y
llegada con un estribillo clarísimo coreado a base de “hey, hey, hey” quedando
de lo más resultona dentro de su sencillez. Empiezan a explorar territorios
blues con la atemperada “The Revolution Starts Tonight” con unos adecuados
rasgueos acústicos acompañado unos afilados riffs y unas cálidas melodías
vocales que lo envuelven todo con clase.
Profundizan aún más en clave blues
con la tórrida “Something Inside” nítida, sensual, con un punto polvoriento en
sus guitarras que le carga de esencia para que luzca la voz de Rob subiendo tonos sin estridencias,
para caer luego algo en el medio tiempo “Golden Glow” melódico y agradable pero
algo monótono para mi gusto a pesar de su sentido solo de guitarra. Una
guitarra que sigue brillando en la hard rockera de comienzo inquietante “You’re
Too Rock’n’Roll” que a pesar de no tener demasiado ritmo tiene un encanto
especial por sus sonidos envolventes.
Igualmente intensa y envolvente
resulta “The Heart Is a Mindless Bird”, que comienza suave y lenta con unos
bonitos arreglos electroacústicos acompañando una cálida melodía vocal,
acelerando en su parte final con un incendiario solo de guitarra lleno de
energía, algo que encontramos también a continuación en la breve “Searching For
a Signal” de ritmo alto amortiguado en su parte central por unos evocadores
momentos antes de atacar de nuevo golpe de riff.
Otro de los momentos más intensos
del disco lo encontramos en la hard blues “Welcome To The Disaster”, tórrida,
profunda, expresiva, con pellizco en su atormentada interpretación tanto vocal
como instrumental, rematando con un gran solo de guitarra todo sentimiento con
la acústica acompañando por debajo. De aquí hasta el final el disco cae un poco
y no me llega tanto, con temas como la cadenciosa “Ten Thousand Reasons” que me
resulta sosa dentro de su onírica ambientación, animándose algo con “Catalina”
sobre todo por su incisivo solo de guitarra, para cerrar con la relajada “I Don’t
Know Anything” que siendo agradable a la escucha tampoco es de las más
brillantes.
Un final algo menor que no
desluce un notable conjunto que supongo que agradará a los fieles del grupo
después de la pequeña decepción que supuso su anterior entrega.
Mariano Palomo
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