(The Fish Factory)
Seguramente esta recuperación de
nuestra lengua venga motivada también por ese cambio en ciertas letras, más
reivindicativas y elaboradas dejando atrás la candidez de los ochenta,
reflejando de forma prácticamente conceptual las miserias de la especie humana
a través de los pecados capitales, añadiendo incluso algún vicio o defecto más
a seis de los siete clásicos para poner título a la decena de temas más la
outro que configuran este nuevo lanzamiento.
En cuanto al sonido ya se
observaba un endurecimiento del mismo en su anterior EP, sin perder su base
melódica, pero metiendo riffs y bases más cañeras además de cambiar el
tratamiento de los teclados, y manteniendo la importancia de las melodías de
voz con todos los miembros de la banda participando en los coros. Respecto a
los que grabaron “Triangles”
permanece en la formación el vocalista Manuel
Escudero, el guitarrista Juan Carlos
Martín y el teclista Alberto
Fernández, a los que actualmente acompañan el bajista Julio Bajo y el batería Lolo
Quintanar.
Así, con este formato clásico de
quinteto y ayudados en la producción por Angel
Muñoz en sus Anhell Studios, dan forma a las composiciones que componen
este “Pecados Capitales” que se abre
con la cadenciosa “Envidia” dejando un regusto setentero con sus teclados y
guitarras dentro de una sinuosa melodía con la inquietante voz de Manuel en tonos medios que tardan un
poco en llegar pero que finalmente completan una pieza con bastante fuste.
Continúan con “Ira” un tema más
previsible y ochentero con una nítida melodía de voz y guitarra acompañada de unos
bonitos teclados creando una embaucadora ambientación casi romántica que choca
un poco con su título siendo mucho más tranquila de lo que se pudiera suponer.
Sube el ritmo sin perderse la melodía con el coreo inicial de “Avaricia” más
desafiante dentro de un ritmo entrecortado marcado por los golpes de batería de
Lolo amortiguados por las teclas de Alberto, para volver a relajarse con el
medio tiempo-balada “Lujuria” envuelta en una sensual melodía de teclas y
guitarra transmitiendo sus tórridas intenciones de forma elegante y clara.
Reaparecen los sonidos setenteros
con los orgánicos teclados de “Gula” marcada por una base rotunda dotándola de
solidez entre la que inciden unos buenos riffs que se intensifican en la
poderosa “Rencor” atemperada pero potente en su base y desarrollo completada
por unos acertados teclados y coros que la matizan y enriquecen, como sucede en
la insinuante “Traición” con ciertas reminiscencias Whitesnake en sus guitarras acompañando la expresiva voz de Manuel.
Al igual que sucedía con “Ira”,
en “Violencia” el sonido se antoja demasiado dulce a la hora de expresar su
mensaje pero este queda perfectamente expresado dentro de una melodía
melancólica entre la que resaltan las guitarras de Juan Carlos acelerando al final con un buen solo, que se endurece
en la plenamente ochentera “Soberbia” equilibrándose con unos teclados marca de
la casa al igual que las voces dobladas en el estribillo, y en la más actual “Pereza”
arrogante pieza marcada por unos sonidos de sintetizadores que se complementan
con la potencia de su punzante guitarra, antes de cerrar definitivamente con la
outro instrumental “Dante” que despide en clave onírica a base de sonidos
sintetizados.
Cierre curioso para este buen
disco que, en un principio me ha costado un poco asimilar y degustar
plenamente, pero que tras sucesivas escuchas descubre una señora banda que
vuelve intentando recuperar el tiempo perdido con unas composiciones más
elaboradas y maduras pero seguramente con algo menos de encanto que las que
integraban aquel primer trabajo con el que se hicieron un hueco en nuestra
historia.
Mariano Palomo
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