(Mascot Records)

Independientemente de su nacionalidad
estos cuatro chicos son capaces de sonar más que competentemente, desde las
pesadas y versátiles guitarras de Jeremy
Widerman, hasta los acertados detalles de teclado de Brandon Bliss, sosteniéndose todo sobre una compacta base rítmica de
la mano del batería Steve Kelly y
del bajista Jon Harvey que destaca
tanto en esta labor como en la de cantante comandando a esta buena formación con
una voz cruda y profunda pero bastante limpia.
Y empieza a hacerlo desde la
áspera y resultona “Why Are You Not Rockin’” de alta distorsión, marcada pegada
y alto ritmo con aires stoner setenteros, que se atemperan seguidamente en la
más blues “Don’t Tell Me How To Live” con unas guitarras más profundas
acompañando su cavernosa pero clara melodía vocal. Se adentran en terrenos más
sureños con la sinuosa “She’s a Witch” enriquecida con unos buenos detalles de
órgano y pandereta y con una de las aportaciones corales más destacadas del
disco, siguiendo por esta senda pero con un ritmo más alegre algo country en la
positiva “For The People” con unas destacadas armonías vocales y unos polvorientos
aportes de slide, antes de suavizarse bastante con la intensa “Black Forest”
con unos suaves acordes de órgano arropando el sonido más pesado de guitarra y
la expresiva interpretación vocal de Jon.
Recuperan cierta distorsión
stoner en la densa “Another Man’s Shoes” algo aligerada por su envolvente
melodía vocal y de nuevo por los teclados de Brandon, que ceden el protagonismo a las guitarras de Jeremy que resultan más dinámicas dentro
del ritmo vacilón de “Things Get Better”, subiendo el tono festivo en la más
actual “The Enforcer” marcada por sus redobles, coreos y palmas pegadizas a lo Jet aunque con unas guitarras más pesadas y con unas tesituras
vocales más agresivas que las de los australianos.
Baja el ritmo notablemente con la
cadenciosa “To The Flame” que me ha resultado bastante pesada con una mezcla de
blues lento y stoner que no me ha convencido, mejorando con la más hard “New
Soul” sobre todo por su punzante y original sonido de guitarra rasgando una
contundente base rítmica. En el final nos dejan “Enjoy The Time” una balada en
clave sureña dondee la calidez de guitarra y teclados encaja perfectamente con
la sentida voz de Jon que en este
tema me recuerda algo a la Danny Bowes
(Thunder) y, por ende, a la de Paul
Rodgers (Free, Bad Company).
Buen cierre para un disco
interesante y bien ejecutado enraizado en el rock americano, pero con los pies
en el siglo XXI.
Mariano Palomo
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