Dos años después del impacto que
supuso en la comunidad hard rockera el lanzamiento del primer disco de The Winery Dogs, el trío formado por Richie Kotzen (voz y guitarra), Billy Sheehan (bajo) y Mike Portnoy (batería) vuelve a la
carga con otra nueva remesa de temas que mantienen el nivel compositivo e
interpretativo de su debut discográfico en un recorrido lleno de virtuosismo
que nos lleva desde el hard melódicamente crudo, al blues eléctrico, pasando
por momentos que rozan el funk, el progresivo o la psicodelia. Todo ello con un
cuidadísimo trabajo de melodías vocales que comparten protagonismo con
rasgueos, punteos, pulsaciones y redobles al servicio de unos temas que pueden
acabar por resultar tremendamente adictivos, comenzando por “Oblivion” magnífico
tema de pegada viva, voz embaucadora y virtuosos ejercicios de bajo y guitarra
que recuerda inevitablemente a la época intermedia de Mr. Big con Kotzen.
Tiran de groove y algo de esencia
blues setentera en la polvorienta “Captain Love” que con su insinuante cadencia
y su cálida melodía vocal acaba seduciendo sin remisión, antes de adentrarse en
terrenos más festivos con el tema título “Hot Streak” dejando constancia de su
versatilidad y maestría con un sensual regusto funky pero sin perder nada de
fuerza hard rockera, que se intensifica en la más actual “How Long” de nuevo
con el nombre de Mr. Big
revoloteando a su alrededor, soltándose a continuación una exhibición de
fraseos y solos en la brillante “Empire” que se desarrolla con dinamismo sobre
su melodía de guitarra.
Pequeño descanso bajando el ritmo
con la delicada “Fire” salpicada de preciosistas detalles acústicos y suaves
voces destilando cierta melancolía con toques latinos, acelerando un poco con “Ghost
Town” corte embaucador de base muy marcada y gran melodía barnizado de una
ligera capa psicodélica con reminiscencias Glenn
Hughes, como sucede con la envolvente y cortada “The Bridge” en la que Kotzen inserta un original solo
experimental, dejando que luzca más a continuación Portnoy con sus tambores en la curiosa “War Machine” entrecortada
por sus redobles entre los que se cuelan unos bonitos y punzantes dibujos de
guitarra tanto española como eléctrica.
Sigue la experimentación con la
sinuosa “Spiral” desarrollándose con una suave instrumentación en clave
ligeramente progresiva con un punto lisérgico y extraño sin acabar de romper prácticamente
hasta el final resultándome la menos atractiva del CD, todo lo contrario que “Devil
You Know” uno de los temas más animados del disco lleno de ritmo y energía dejando
sitio para el virtuoso lucimiento de cada uno de los integrantes del grupo, de
nuevo muy Mr. Big. También me han convencido bastante la
espiritual “Think Is Over” que a medio tiempo nos lleva al blues-soul con un
maravilloso sonido de órgano y unas cuidadas voces llenas de clase y feeling, y
la final “The Lamb” que sin acelerar demasiado tiene más ritmo mandando de
nuevo sus excelentes armonías vocales.
Buen disco en definitiva de este
súper combo que sigue dándole continuidad a un proyecto que se afianza para
goce y alegría de los seguidores del mejor hard rock.
Mariano Palomo
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