Tras casi cuarenta años de
exitosa carrera plagada de innumerables cambios de formación, jalonada de éxitos
atemporales, álbumes inmortales y melodías que permanecerán en la memoria
colectiva de la música mundial, los norteamericanos Toto han vuelto a ser capaces de parir otra maravilla de obra
bajo el título “XIV” haciendo referencia ordinal
dentro de su discografía.
Nada menos que nueve años hemos
tenido que esperar desde que publicaran su anterior entrega, el fenomenal “Falling In Between” con el que parecían
despedirse definitivamente, pero la enfermedad (E.L.A.) del bajista Mike Porcaro y su falta de recursos económicos
para afrontarla hizo que, para recaudar fondos para ayudarle, el guitarrista Steve Lukather reformara la formación
con significativos cambios respecto a la que grabó dicho disco. No participan Greg Phillinganes (teclados y voz), Simon Phillips (batería) o Bobby Kimball (voz), quedando como siempre
el mencionado Steve Lukather a la
cabeza, y recuperando para la causa a uno de los pilares básicos de su sonido,
el teclista David Paich. Ambos,
junto a los también reenganchados Joseph
Williams a la voz, Steve
Porcaro a los teclados (siempre debe haber al menos un Porcaro en Toto) y David Hungate al bajo, además del
experimentado batería Keith Carlock
(The Blues Brothers, Christopher Cross, Sting, Diana Ross…) forman la base de esta
nueva encarnación del grupo, apoyados por un buen puñado de colaboraciones
entre las que destaca la del percusionista Lenny
Castro.
Todos ellos han dado forma a una serie
de composiciones con vida propia, creando un conjunto tan heterogéneo como
atractivo siempre con la elegancia y el buen gusto por bandera, pasando del
A.O.R. con tintes progresivos de la inicial “Running Out Of Time”, una delicia
de tema llena de técnica pero con una tremenda capacidad de enganche en sus
siempre excelsas voces (es lo que tiene tener tanta gente que cante bien en la
banda), a la profundidad instrumental de la melancólica “Burn” envolviéndolo
todo, para pasar luego al ritmo más rockero y animado de “Holy War”, otra delicatesen
marca de la casa donde percusiones y guitarras están cuidadas al detalle para
enriquecer su fantástica melodía central de voces y teclados.
Con la insinuante “21st Century
Blues” nos transportan a territorios cálidos y sugerentes cercanos al west
coast llenos de magia salida de los dedos de Lukather acariciando su la guitarra junto a las aterciopeladas
teclas de Paich y Porcaro, siempre con las voces
completando con acierto y con unos aportes de saxo magníficos a cargo de Tom Scott. Más o menos en los mismos
términos se desarrolla “Chinatown” con algo más de energía en ciertos momentos
pero con el mismo encanto rodeando todo con una riqueza de matices tremenda.
Vuelven a dejar constancia de su
buen gusto progresivo con “Orphan” marcando Carlock con fuerza y técnica desde su batería dentro un sonido
menos accesible a la primera pero igualmente brillante, como sucede en la
trabajada “Great Expectations” el corte más
complejo del disco que en sus casi siete minutos de duración desarrolla una
original estructura sonora.
Como decía la elegancia forma
parte del ADN de Toto, para
comprobarlo basta con escuchar temas como “Fortune” donde los juegos de piano y sintetizadores
salpican su tranquilo ritmo en el que las melodías de voz brillan de forma
versátil, relajándose en la sentida “All The Tears” con Paich ofreciendo unos tonos más graves junto a una suave
instrumentación, aunque para sentida “Unknown Soldier (For Jeffrey)” una
maravilla de canción llena de sinfonismo y evocadores rasgueos, coros y
teclados suaves dedicada al tristemente
fallecido hace ya veintidós años Jeff
Porcaro, batería original del grupo siempre recordado.
Se completa el disco con la
romántica “The Little Thing”, que bien podría haber encajado en alguna de las
colaboraciones de los miembros de la banda con Michael Jackson, demasiado poppy y algo empalagosilla para mi
gusto. El tema más flojo de un trabajo al que pocos peros se le pueden sacar
más allá de este, y que no oscurece en absoluto un brillantísimo conjunto que
vuelve a demostrar por qué los grandes siguen siendo tan grandes, y por qué Toto están considerados por muchos,
entre los que me incluyo, como uno de los grupos más grandes de la historia de
la música.
Mariano Palomo
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