(Frontiers / Mastertrax)
Cuando hace un lustro empezaron a hacer ruido apadrinados por nombres relevantes de la escena metalera yankee, sobre todo por el bajista Jeff Pilson (Dokken, Foreigner, War & Peace...), los californianos Benedictum se presentaban como la nueva esperanza del metal americano. Pero la verdad es que con el paso del tiempo creo que no han cubierto ni mucho menos las expectativas creadas, nunca me han parecido ni lo suficientemente originales, ni talentosos, ni asequibles como para llamarme la atención, algo que refrendan en esta tercera entrega que ahora ponen en circulación. Uno de los puntos fuertes que vendían desde su origen era el de la figura de su vocalista Veronica Freeman, a la que presentaban poco menos que como un cruce entre Dio (perdón por la blasfemia) y Doro (a ésta se acerca un poquito pero ni mucho menos se las puede comparar). La chica cumple, sin más, pone actitud y fuerza a su labor, pero desde luego está a bastante distancia de las mejores del género. Además el sonido de la banda no ayuda en exceso, con demasiados temas oscuros y densos, caso de la inicial “Dominion” de base misteriosa y cadencia pesada en la que apenas se aprecia la guitarra de Pete Wells, y que ya desanima para comenzar con sus cargantes arreglos electrónicos. En esos mismos parámetros se mueven cortes como la desgarrada “Seer” con sonidos sintetizados y ambientales a cargo del teclista Tony Díaz intentando recordar remótamente sin excesivo éxíto a Queensryche, la agresiva y directa “Grind It” con un ritmo machacón marcado por el batería Mikey Patone y el bajista Chris Shrum, pero con mejores riffs, que se tornan más densos y rascones en la pesada “Dark Heart”, precedida por la breve instrumental “Beautiful Pain” que no es otra cosa que un lento y limpio solo de guitarra. Algo más interesantes me ha parecido la más clásica con reminiscencias Black Sabbath “Prodigal Son” que cumple, al igual que la oscura “The Shadowlands” en la que la voz de Veronica se muestra más matizada, como en la más lenta “Loud Silence” donde también sobresale el trabajo de guitarras de Pete. Sí me parece más reseñable la agresiva “Bang” de estribillo directo y algo hardcore enganchando por su contundencia y efectividad. Curiosamente los temas más destacables son los más largos del disco, yéndose ambos a los más de ocho minutos de duración. El primero de ellos es “Epsilon”, una elaborada composición de metal progresivo donde sobre una contundente base tienen sitio buenas guitarras, registros vocales apasionados, buenos cambios de ritmo y una resaltable técnica de percusión de Mikey. Por su parte “Overture / The Temples Of Syrinx” aparece como bonus cerrando definitivamente el disco y es una pieza de heavy metal clasico con un punto épico, de guitarras clásicas y con ciertas reminiscencias de la NWOBHM, con una primera mitad instrumental y otra segunda en la que la voz de Veronica aparece poderosa para redondear el corte. Se completa el CD con otro bonus bastante menor como es “Sanctuary” de ritmo lento con arreglos acústicos que apenas cumple como curiosidad. En mi opinión un trabajo en conjunto bastante justito, con algunos momentos rescatables ya reseñados, y que creo que no aporta demasiado al panorama metalero actual.
Mariano Palomo
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