
Un disco plagado de temas pegadizos
y divertidos, con mucha energía pero cuidando los detalles aportando elementos
actuales con una base claramente enraizada en los grandes de los ochenta, con
guiños glam que se mezclan con otros más melódicos o más heavies según el caso.
Así comienzan de forma poderosa con “We Are On Fire” corte de base rotunda con
la pegada del batería Lancs
marcándose junto al bajo de Andy
(Secret Sphere) creando un ritmo sencillo y pegadizo con la voz de Dave desafiante junto a las afiladas
guitarras de Picco para completar un
tema fresco ideal para abrir fuego.
Sigue la senda potente con un
deje más sleazy en “The Phantom Punch” de ritmo alto que llega pleno de fuerza
con unas guitarras punzantes entrando como cuchillos entre sus melodías vocales
con unos magníficos coros, relajándose en el inicio de la polvorienta “Little
Toy Soldier” que tras unos suaves acordes de slide guitar rompe rotunda con
unas buenísimas guitarras y un deje a los Tesla
más duros, incluida la voz de Dave
áspera y poderosa.
Continua el ritmo desenfrenado con
“I Wanna Swing Like Peter Parker”, hard crudo
con una línea vocal arrogante a lo Skid
Row que se rompe con un breve fragmento de sonidos de viento en clave swing
a lo Pat Boone dándole un toque de
lo más cachondo, como lo tiene también la glamera “Houston, We’ve Got No Money”,
bailonga, festiva, vacilona, pero con mucho peso en su base y guitarras con
unos apropiados toques de pandereta entre sus desafiantes voces muy a lo Crazy Lixx. Una banda, la sueca, que
aparece como referencia en más momentos, como en “A Melody, A Memory” con unas
buenísimas voces, unos claros y rotundos riffs y una base poderosísima sobre la
que se desarrollan unas excelentes melodías.
Por su parte “Show Time” aparece
original con unos aires noventeros a lo Lillian
Axe con un contagioso ritmo cortado y unos buenísimos coros que acaban
enganchando a cada escucha, haciéndolo de forma más inmediata con la más
garajera “The Misfit” con un rollo arrastrado que la hacen bastante efectiva
dentro de su sencillez, algo que no sucede con “Withered In Venice” cavernosa y
pesada, creando una atmósfera angustiosa que no me dice nada hasta que llega el
solo de guitarra de Picco
arreglándolo un poco.
Vuelve el brío y la diversión con
“Bite Of The Tongue” otro tema pegadizo y directo lleno de energía y ritmo,
descarada en sus partes vocales con un deje callejero y macarra que nos hace
movernos antes de llegar al final con la extensa “A Crowed Room”, casi ocho
minutos que comienzan profundos y melancólicos para romper con un rasgado riff
sobre el que se desarrolla a ritmo alto entrecortado por coreos y golpes de
percusión incluyendo unas originales partes teatrales que rompen y enriquecen
la dinámica hard rockera del corte.
Original cierre para este
entretenidísimo trabajo que se posiciona como uno de los más destacados del año
dentro de su estilo mostrando una clara progresión por parte de Hell In The Club para seguir avanzando
con paso firme en su trayectoria discográfica.
Mariano Palomo
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