(Frontiers / Mastertrax)
Cuando prácticamente nos habíamos olvidado de Ring Of Fire, la banda del vocalista Mark Boals, del guitarrista Tony Macalpine y del teclista Vitalij Kuprij, vuelven con su cuarto trabajo en estudio casi una década después del lanzamiento de su anterior entrega “Lapse Of Reality”. Los tres han retomado la formación tras largo tiempo ocupados en diferentes proyectos, para regresar con unas composiciones de metal neoclásico tan previsibles como impecablemente ejecutadas, mostrando un gran nivel instrumental dentro de un estilo cada vez con menos adictos entre el gran público metalero que creo, al menos es mi caso, acabamos bastante saturados cuando a finales del siglo pasado surgían casi por generación espontánea bandas que, salvo honrosas excepciones, parecían plagiarse las unas a la otras sin llegar a tener mayor recorrido.
Y una de esas excepciones para mí eran precisamente Ring Of Fire, vale que sonaban, y suenan, mucho a Malmsteen, no en vano Boals ha acompañado al sueco durante varias fases de su carrera, pero lo hacen con la clase y el nivel del que carecen muchas otras formaciones. No creo que sea necesario descubrir a estas alturas a Tony Macalpine o Viatalij Kuprij como compositores e instrumentistas, ni a Boals como cantante, aunque siempre me ha parecido que sobreactúa un poco menos cuando le vi con Royal Hunt hace unos años. Acompañan al trío titular a modo de invitados los finlandeses Timo Tolkki, aunque en este caso ejerciendo como bajista en vez de cómo guitarrista, y Jami Huovinen a la batería.
Con un título como “Battle Of Lenningrad” era fácil suponer por donde iban a ir los tiros conceptualmente hablando, obviamente han dejado a un lado temáticas anteriores basadas en historias fantásticas y han dedicado los textos de los temas a una de las batallas más épicas y heroicas de la Segunda Guerra Mundial, barnizándolas de teatralidad y dramatismo con un metal neoclásico lleno de matices y melodías sugerentes, aunque también es cierto que puede resultar algo pesado por momentos.
Empezamos a meternos en ambiente con el marcial inicio a base de piano y redobles de “Mother Russia” creando una ambientación que va cogiendo ritmo y melodía sobre sus desarrollos de guitarra que no acaban de parecerme lo brillantes que sería deseable, acelerando a base de escalas clásicas y doble bombo con “The’re Calling My Name” intensa demostración de virtuosísimo adornada y amortiguada por detalles de teclas orquestadas, que tiene continuidad con la épica progresiva “Empire” marcada por su estribillo coreado de cadencia pesada rota por precisos golpes de bajo y batería, que cortan las andanadas instrumentales de Macalpine y Kuprij.
Ambos siguen brillando en la power ballad “Land Of Frozen Tears” misteriosa pieza con alta carga dramática en la interpretación vocal de Boals, que tira de registros más metaleros en la extensa y evocadora “Firewind” de nuevo con los elementos progresivos resaltando cambiando de ritmo y ambientación yendo de la rotundidad al romanticismo, para acelerar de manera contundente en la absolutamente malmsteeniana “Where Angels Play”.
Cae el ritmo pero no la intensidad con el tema título “Battle Of Leningrad” más opaca y densa para transmitirnos cierta tristeza, rota a continuación por el espíritu guerrero de “No Way Out” que dentro de su alto ritmo alberga una arrogante línea vocal rodeada de virtuosos aportes de teclas y guitarra, que se relajan en la sentida balada “Our World” en la que piano y acústicas complementan la cálida voz de Boals, quedando para el cierre la tenebrosa “Rain” volviendo a explayarse con cambios de ritmo, aportes de piano, rotundas bases rítmicas y ataques progresivo metaleros.
Disco interesante, como decía previsible y pesado por momentos, pero con un gran trabajo de elaboración y ejecución por parte de sus protagonistas que, aunque no sorprenda a los fieles del estilo, creo que puede convencerles.
Mariano Palomo
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