(The Fish Factory)
Desde tierras barcelonesas llega
a nuestras manos el primer larga duración de Timeless. Un quinteto que el pasado año 2017 ya lanzó un primer EP
bajo el título de “Vol. 0” y que
ahora conocemos con esta primera entrega completa en estudio donde encontramos
diez cortes de elaborado y preciso metal progresivo.
Comenzando por la intro “Illusions”
que a golpe de tétrica campana da paso a “Sacred Names” un tema sombrío y algo
denso en su ambientación pero nítido en su sonido, con un marcado peso de las
guitarras de Andrés Velarde y Javier León, este último también
encargado de la producción del disco. Por su parte el cantante Héctor Llauradó empieza a mostrar su
versátil muestrario de tonalidades vocales, ásperas y agresivas por momentos,
para pasar a ser más relajadas y melódicas en otros. Todo esto sobre la precisa
y rotunda base rítmica formada por el batería Jordi Jiménez y el bajista Oscar
Ortega.
Continúan más o menos por la
misma senda pesada y potente con “A Perfect Mind”, aunque resultando más
directa y dinámica en sus cortes rítmicos subiendo tonos y velocidad en algunos
tramos que llegan con una buena pegada tanto vocal como instrumental, volviendo
a relajarse en el comienzo de la trabajada “America Psycho” marcada por una
expresiva y descarnada interpretación vocal de Héctor sobre los sólidos cimientos rítmicos de Jordi y Oscar, además de
por los interesantes dibujos de guitarra que aportan Andrés y Javier.
Meten un punto inquietante en “Dreamlike”, donde participa como invitado el vocalista Javi Gianno (Cyan Bloodbane) creando
una lograda ambientación dramatizada entre rupturas rítmicas que recuerda a los
americanos Symphony X, al igual que
en la más extensa “F44.81”, de nuevo con descarnados tintes teatrales y
dramáticos para ejecutar sus elaborados desarrollos melódicos durante más de
siete minutos dando muestra de su capacidad instrumental. Más heavies, pero
sin dejar de tener el acento progresivo, se muestran en la atemperada “Believers
of the Silent Moon”, otro buen corte del álbum.
Algo menos me ha seducido la
pesada “Point of no Return” a pesar de contar con la voz de Elisa C. Martín (Hamka, ex Dark Moor) que
deja constancia de su tremenda capacidad interpretativa encajando perfectamente
con los miembros de la banda dentro de su densa cadencia entre la que asoman
sus melodías de voz y guitarra, sobre todo en su acelerada parte final. Tampoco
ha terminado de convencerme la agresiva “Wings of Hell”, muy machacona en su
base, y algo más brillante en sus riffs y acordes de guitarra, y donde también
pone su voz Sergio Bermúdez (Lyra
Mortem).
El cierre lo pone “Swimming to my
Heaven” el corte más extenso del trabajo que en sus diez minutos de duración ofrece
lo mejor instrumentalmente de la banda, con un suave inicio para ir
endureciéndose paulatinamente, con algún cambio de ritmo más acelerado pero sin
salir del medio tiempo en general recordando a los mejores tiempos de Queensryche o Fates Warning, con una muy buena interpretación vocal por parte de Héctor, y con un brillante solo de
guitarra del invitado Alberto Román
(Amadeus).
Interesante final para un buen
disco que nos descubre a otra buena formación de metal progresivo de nuestro
país.
Mariano Palomo
No hay comentarios:
Publicar un comentario