(Frontiers Music)

De hecho, incluso años antes de
la muerte de DuBrow, el único
miembro fijo en el grupo ha sido el batería Frankie Banali, alternando en los tambores también con W.A.S.P., quedando poco de la formación
que sabíamos de memoria en los mejores tiempos de la banda junto a Carlos Cavazo (Ratt) y Rudy Sarzo (ex Whitesnake, ex Ozzy, ex
Dio), si bien el bajista Chuck Wright
(ex House Of Lords, ex Giuffria) ya grabó el álbum “QR III” (1986) y ha ido entrando y saliendo del grupo volviendo
para reintegrase en esta última etapa. Así las cosas, acompañan a Banali en este nuevo trabajo, además de
Wright, el guitarrista Alex Grossi (ex Bang Tango, ex Adler’s
Appetite) que ya lleva más de una década en el grupo, y el joven James Durbin surgido en el concurso
televisivo de nuevos talentos American
Idol.
¿Y el resultado final en forma de
disco de esta nueva alineación? Pues bueno, no está mal, pero dista mucho de
los mejores trabajos de la banda. Bien es cierto que Durbin aporta la frescura de su juventud, no llega a la treintena,
y no lo hace nada mal, Banali sigue
siendo un referente a la batería con su característica pegada, Wright también notable, y Grossi mejor que en directo, al menos
la única referencia que tengo yo de haberle visto en vivo en una de las últimas
actuaciones de DuBrow dentro del
Sweden Rock de 2007, donde estuvo bastante flojo.
Los temas en general son
entretenidos, unos con más garra y gancho que otros, algunos espesitos y sin
mucha chispa, y otros que simplemente cumplen. Empiezan realmente bien con
“Can’t Get Enough” hard rock marchoso, de guitarras sencillas con mucho rollo,
con un punto ochentero festivo en la interpretación vocal de Durbin rejuveneciendo el sonido del
grupo, siendo de lo más resultona con su estribillo claro y sus vacilones
rasgueos. Sorprende un poco a continuación el inicio de aires hindúes de “Get
Away” con sitar y percusiones rotas por un ritmo insinuante con los golpes de batería
marcados junto a los coreos que nos siguen metiendo en fiesta dejando un ligero
regusto a Aerosmith.
Baja un poco el nivel con la
sencilla “Roll This Joint” de base setentera a lo Zeppelin con el bajo de Wright
muy marcado junto a un riff reiterado de sensual melodía que no está mal pero
que no me acaba de llenar haciéndoseme algo monótona, al igual que la sombría
“Freak Flag” que parece que sube intentando coger ritmo y fuerza pero tampoco
termina de matar, mejorando notablemente con la enérgica “Wasted” llena de
intención en su propuesta vocal variando tonos mostrando una gran capacidad
alternando con coros arrogantes y guitarras con la suciedad justa para acabar
siendo de las más adictivas del disco.
Vuelve a caer el sonido en la
densidad y la monotonía con la pesada “Still Wild” de nuevo con los Zeppelin como referentes pero con muy
poca gracia, animándose un poco en el inicio de “Make My Day” que entra
atacando bien pero que luego cae otra vez pesadito hasta que entra la armónica
para darle un poco de chicha, pero tampoco demasiada, lo mejor de nuevo la
técnica vocal de Durbin,
recordándome un poco a Michael Sweet
(Stryper).
Recuperan la intensidad y un
punto macarra con “Renegades” marcada por el marcial ritmo impuesto por Banali desde la batería, con una
melodía de voz agresiva y cruda pero limpia entre la que se inserta la guitarra
de Grossi con mucho cuerpo, dejando
además un buen solo. Se relaja el ambiente con la balada “The Road”, sin
alardes, con un aire atormentado y melódico en otra brillante interpretación
vocal quedándoles bastante correcta.
En el tramo final del disco baja
el nivel con dos cortes que me han dicho menos, la sosa “Shame” en una onda más
actual machacona sin ninguna chispa, y la curiosa “Knock Em Down” de ritmo
animado con los coros dejándose notar junto al wa-wa de la guitarra pero sin la
pegada necesaria, sobre todo por las partes medio rapeadas que no me convencen.
Un cierre que desluce un tanto
este irregular trabajo que, aun teniendo temas bastante rescatables y habiendo
supuesto un agradable descubrimiento en la figura del cantante James Durbin, dudo que pueda servir
para relanzar con fuerza la carrera de Quiet
Riot, siempre nos quedarán “Metal
Health”, “Condition Critical” y “QR III”.
Mariano Palomo
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