(Frontiers /
Mastertrax)
Gratísima confirmación la que ha
supuesto el primer larga duración de los suecos State Of Salazar. Un disco que ratifica e implementa en todos sus
extremos las buenas sensaciones dejadas con su EP de presentación “Lost My Way” hace un par de años, y que
hizo que muchos fans de los sonidos más melódicos apuntáramos su nombre en
nuestras agendas esperando la salida de este CD.
Un disco que destila clase,
elegancia y positivismo, con una impecable ejecución técnica tanto instrumental
como vocalmente, y que además es capaz de ofrecer cierta variedad dentro de
unos registros bastante homogéneos marcados por los cánones más clásicos del
A.O.R. y el West Coast, adornado con cierto sabor a banda sonora ochentera,
dejando de manifiesto que una de las principales influencias de los miembros de
la banda son compositores como Vince
DiCola y Bill Conti encargados
de poner música a innumerables películas de la época dorada como Rocky o Iron Eagle por ejemplo.
Otra de las cosas que más me ha
llamado la atención de este trabajo es que a pesar de su origen escandinavo y
de la gran escuela que ha crecido en los países nórdicos, el sonido de State Of Salazar parece mucho más cercano
al de las grandes bandas americanas, aunque con algún matiz y guiño europeo.
Arreglos de teclados de Stephan
Martenson con toques pomposos, guitarras bien ejecutadas a cargo de Johan Thuresson, estribillos con encanto
y cierto toque ingenuo, y sobre todo una voz como la de Marcus Nygren que sobresale con poderío y clase. Por su parte el
bajista Johannes Hansson y el
batería Kristian Brun cumplen su
función con sobrada altura y solvencia.
Con estos elementos el disco es
una continuo goteo de temas brillantes, comenzando por los dos repescados y
mejorados de su EP, la luminosa y grande “I Believe In You” puro A.O.R. pleno
de melodía y llegada, y la ultra pegadiza “Adrian” positiva a más no poder con
un estribillo ganador que se reitera coreado a lo Styx. Esta misma onda más pomp y optimista la encontramos en otros
cortes como “Time To Say Goodbye” marcada por unas tremendas teclas y coros
repuntando sobre la melodía de voz del gran Marcus, o “Catastrophe” con
un cierto regusto teatral a lo Queen-Robby
Valantine. Más o menos en esta onda también podíamos situar la elaborada “All
The Way” aunque con una propuesta más sobria y elegante si cabe.
Sonido más europeo para el
intenso medio tiempo “Always” que crece sobre sus agradables melodías o para “Field
Of Dreams” otro tema que desprende luz y energía, con un buenísimo estribillo y
trabajo vocal de nuevo recordando a Freddy
Curci (Alias), pero dentro de un
rollo más cercano a bandas como Work Of
Art o Wigelius acercándose al
West Coast en el que se adentran aún más en “Eat Your Heart Out” composición plena
de elegancia con unas guitarras de Johan
realmente notables rivalizando en nivel con las teclas de Stephan y las melodías vocales de Marcus creando un tema en el que es imposible no acordarse de los
maestros Toto.
Sofisticación y encanto siguen
presentes en la deliciosa “Marie” bailando sobre la delgada línea que separa el
A.O.R. más tranquilo y el West Coast más enérgico, al igual que en las baladas “Love
Of My Life” con piano y voz como principales protagonistas, “Let My Love”
apasionada y sencilla pieza adornada por un bonito solo de guitarra, y la final
“End Of Time” suave y romántica pero lo suficientemente intensa para dejarnos
un gran sabor de boca.
Cierre preciosista para un gran
disco de una banda que presenta sus credenciales para luchar de tú a tú con los
grandes nombres del género en la actualidad. Muy Recomendable.
Mariano Palomo
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