(Frontiers / Mastertrax)
En estos días se pone en circulación “Gravitas”, primer trabajo de Asia sin la presencia del guitarrista Steve Howe en esta nueva etapa iniciada con la reunión en 2006 de la formación original. Howe, inmerso en otros proyectos, fue sustituido el año pasado por Sam Coulson, un joven de veintisiete años desconocido para el gran público que, aparte de bajar sensiblemente la media de edad de la banda, poco más aporta en esta su primera grabación oficial teniendo muy poco protagonismo a lo largo de la misma.
Los que sí que brillan son los tres veteranos que continúan en la banda, sobre todo un John Wetton que, una vez superados sus problemas de salud hace unos años, sigue luciendo una magnifica y personalísima voz que no parece resentirse con el paso del tiempo, al menos en estudio. Carl Palmer sigue siendo el preciso metrónomo que marca los tiempos desde los tambores junto al bajo de propio, mientras que Geoff Downes se explaya con sus teclados, mucho más presentes que las guitarras de Coulson.
El sonido es habitual sinfónico-A.O.R. del grupo, pero con menos chispa y llegada que en otras ocasiones, echo en falta estribillos más directos y ritmos más alegres, aunque también los hay, pero por lo general los temas me resultan demasiado tranquilos y lineales, aunque siempre deliciosos en su ejecución. Como ejemplo la inicial “Valkirie” cuya entrada a cappella de nos lleva a un tema suave, lleno de sinfonismo en el que las voces de su estribillo marcan un envolvente desarrollo que se pierde en su bucólica ambientación, algo monótona.
Mayor nivel y complejidad para el extenso tema título “Gravitas”, que en sus dos primeros minutos es pura orquestación evocadora a la que sucede una cuidada instrumentación en la que ya empiezan a brillar más los redobles, los sonidos de órgano y algunos rasgueos de guitarra, pero siempre por debajo de unas melodías de voz con Wetton modulando bien rodeado de coros en el estribillo marca de la casa.
En este mismo nivel colocaría un tema como “Nyctophobia” pegadizo y algo más rockerillo en su concepción pero sin acelerar demasiado, siempre con el piano marcando. Un peldaño por encima situaría “Heaven Help Me” con una ambientación mística monacal reconocible que se enriquece con unas partes de teclas orquestales intensas que adornan el buen ritmo que marca la buena percusión de Palmer y su estribillo coreado, y con Coulson más activo insertando el solo de guitarra más remarcable del disco.
Tampoco están mal la romántica “Joe DiMaggios’s Glove” un tema lento de acústica pellizcada y teclas suaves con la cálida voz de Wetton en primer plano, y la ligera “I Would Die For You” más cercana al A.O.R. pero con elementos sinfónicos fluyendo en su desarrollo. Por el contrario se me quedan bastante a medias “Russian Dolls” que parece que va a romper en temazo pero que no acaba de hacerlo dentro de un sonido susurrante y meloso metiendo además una especie de solo de bajo que no aporta nada, por su temática recorriendo tierras rusas puede resultar más emotiva que efectiva.
Algo similar me sucede con la evocadora “The Closet I Get” demasiado plana y hueca sin nada de ritmo ni gracia salvo un poco en los coros, y en menor medida con la electro acústica “Till We Met Again” que también parece que va a romper pero que acaba convirtiéndose en una reiteración de estribillo con algo de gracia pero carente de dinamismo.
Obviamente a estas alturas no voy a esperar que Asia sean los más cañeros, ni que vuelvan a ser la máquina de producir hits de los ochenta, pero a la vista de sus trabajos anteriores más recientes esperaba más de este nuevo disco que bien podría acabar sonando en el hilo musical de alguna consulta odontológica. Bromas aparte, creo que se echa demasiado en falta la figura de Steve Howe, y que mucho va a tener que convencer su sustituto al resto de la banda para que le den más cancha, les daremos una segunda oportunidad a ver cómo evolucionan los acontecimientos.
Mariano Palomo
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