(Frontiers / Mastertrax)
Clásicos entre clásicos del rock melódico americano, Reo Seepdwagon me atraparon por completo cuando tuve la suerte de poder disfrutar de su buen hacer en directo hace ya unos años en el Sweden Rock Festival. Hasta entonces no les había prestado demasiada atención, temas sueltos, las baladas habituales de los recopilatorios ochenteros y poco más, seguramente yo era demasiado “heavy” y me parecían muy “moñas”. Pero fue tal el impacto que me produjeron con su actuación, una de las que más me han impresionado en mi vida, que desde entonces he indagado en su pasado redescubriendo álbumes magníficos y he seguido cada uno de sus lanzamientos y movimientos con la esperanza de poder volver a gozar de su ejecutoria en vivo. De momento tendré que conformarme con degustar este nuevo disco registrado en directo durante la edición 2010 del festival Moondance Jam de Minnesota donde Reo Speedwagon compartieron cartel con Lynyrd Skynyrd, Pat Benatar, Buckcherry o Sammy Hagar entre otros.
Coincidió el concierto con el trigésimo aniversario del disco más exitoso de la banda, “Hi Infidelity”, algo que se encargó de recordar repetidamente del carismático vocalista Kevin Cronin a la hora de presentar los temas, siendo los cuatro primeros pertenecientes al mismo, comenzando por la motivante “Don’t Let Him Go” sonando magnífica, con esas armonías vocales que llenan todo pero con una instrumentación igualmente impoluta, incluyendo un curioso detalle de teclados aflautados a cargo de Neil Doughty que se marca una master class a lo largo de todo el disco.
Conviene no obviar el nivelazo de todos y cada uno de los músicos de la banda, Dave Amato rockero y elegante con su guitarra según lo requiera la ocasión sobre la técnica y brillante base rítmica conformada por Bruce Hall y Brian Hitt, bajista y batería respectivamente, y siempre como decía con ese barniz increíble que dan todos ellos con sus voces arropando a la de Cronin con unos coros al alcance de muy pocos. Basta con seguir escuchando delicias del calibre de “Keep On Loving You” probablemente una de las mejores baladas de la historia del rock, o al menos de las más radiadas, con esos sonidos de piano inconfundibles, que siguen presentes en clave más acústicamente rockera y algo country pero igualmente romántica para “In Your Letter”, cerrando la representación de “Hi Infidelity” con otra joya como “Take It On The Run” en la que el sentimiento lo envuelve todo dejando participar al público para que coree su estribillo en vacío creando un espectacular clímax.
El resto del concierto discurre con temas setenteros en su mayoría, desde la rockera “Keep Pushin’” llena de positividad con un buen balance de teclas y guitarras creando un ambiente festivo que se torna más insinuante con la extensa sinfónica “Golden Country” con destacada presencia de sonidos de órgano de cadencia lenta que va creciendo sobre las guitarras de Amato, para volver a los baladones con “Can’t Fight This Feeling” otra vez con el piano y la voz más nasal y reconocible de Cronin rodeada de coros creando pura magia.
Vuelve la fiesta y el movimiento con “Like You Do” de ritmo cortado y mucho rollo vacilón con la percusión de Hitt precisa y atinada para que Amato y Doughty vuelvan a explayarse con un nivelazo espectacular, pasando a ambientes más acústicos con la preciosa “Time For Me To Fly” de nuevo con el público participando en su estribillo sobre el rasgueo de cuerdas y los teclados sinfónicos que la sostienen.
Un mini solo de bajo da pie a la penetrante línea melódica de guitarra de “Back On The Road Again” donde el propio Hall se hace cargo de la voz principal en un tono más grave que el de Cronin que también apoya en segundo plano para dar cuerpo a un señor temazo que engancha durante sus más de ocho minutos de duración, enlazando con la no menos brillante “Roll With The Changes” con unos teclados majestuosos a los que da réplica una cristalina guitarra aguda que empasta con los coros marca de la casa.
Vamos llegando al final con la evocadora “Riding The Storm Out” ambientada con uno sonido de gong y platos tormentosos para llevarnos sinuosamente hasta uno de los momentos cumbres del disco con este temazo que podría servir como ejemplo de hard sinfónico plenamente vigente a pesar de tener ya cuarenta años. Algo más aún tiene la bailonga “157 Riverside Avenue” rescatada del primer trabajo del grupo y que sirve para cerrar en todo lo alto a ritmo de fiesta rockanrolera con un Cronin espectacular luciendo capacidad vocal jugando con el público.
Esperemos que este fin de fiesta tenga continuidad en un futuro próximo y ojalá podamos volver a disfrutar de esta pedazo de banda tanto en estudio como en directo.
Mariano Palomo
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