(AFM / Avispa)
El comienzo de 2013 nos traerá nuevo trabajo de los hard
rockeros suizos Shakra, una formación que durante su trayectoria ha ido
adaptando su sonido a los tiempos que corren, ya que en sus inicios era
prácticamente un grupo de puro hard melódico clásico. Sin abandonar esa
melodía, pero aportando matices más duros y actuales, han ido creciendo para
dejarse por el camino algunos fans más reticentes a las guitarras de alta
distorsión, pero sin embargo han podido reclutar nuevos fieles más jóvenes
afines a su enérgica propuesta.
En todo este proceso
ha habido altibajos, sobre todo por los cambios de vocalista que ha sufrido la
banda, sobre todo desde la entrada en el grupo de Mark Fox con un
registro y actitud más agresivos, que dejó su puesto hace un par de años a John
Prakesh que ya grabó el anterior disco “Back on Track” en la misma
línea de su predecesor. Ahora, de nuevo con el vocalista de origen indio (de la
India) al frente, Shakra nos ofrecen su novena obra en estudio.
Un disco algo más
melódico y matizado, pero con la misma energía y potencia, sobre todo por los
arreglos de guitarra de los fundadores del grupo Thom Blunier y Thomas
Muster, que empezaron la historia hace ya veinte años junto al batería Roger
Tanner que continúa junto a ellos, formando una contundente base rítmica
junto al joven bajista Dominik Pfister, que mucho tiene que ver también
en ese barniz más actual que reviste el sonido del grupo de un tiempo a esta
parte.
Comienzan con fuerza y pegada con los primeros riffs de
alto octanaje de “Life Is Now” muy rítmica en la que la melodía vocal sobresale
groovie sobre una potente y marcadísima base rítmica cortada, y que acaba por
parecerme bastante resultona con su estribillo claro arriba, que brilla
igualmente en la menos dinámica “The Mask” más dura y saturada pero con buenos
repuntes de ritmo que la hacen atractiva y pegadiza, subiendo la nota en la
potente de guitarras duras y melódicas “Higher”, dotada de una gran melodía de
voz resultando bastante eficaz con su insinuante ritmo marcado por los golpes
secos de batería de Tanner y por
un curioso break de bajo de Pfister.
Tras el aluvión
inicial de distorsión se relajan con la lenta electroacústica “Wonderful Life”
en la que la grave voz de Prakesh transmite con expresividad y
sentimiento desgarrado junto a un gran solo de guitarra limpio, para volver a
rasgarse y endurecerse en la actual “Dear Enemy” también con groove y cuerpo
equilibrada por una buena melodía de voz engordada por unos eficaces coros
melódicos, bien pero sin acabar de matarme. Me atraen más a continuación con
dos cortes de estructura y sonido más clásicos, como son la animada “Save You
From Yourself” sencilla con su clásico esquema: estrofa-puente-estribillo
quedando muy redonda, al igual que la más cañera “Don’t Keep Me Hanging”
pegadiza con unas buenísimas guitarras, y con un tremendo estribillo coreado
arriba sobresaliendo sobre la base marcada a base de claqueta y con un ritmo,
frescura y arrogancia que me recuerda a los Crüe del “Dr. Feelgood”.
Continua el viaje en
la montaña rusa que nos proponen Shakra para llegar a un par de temas
que me han dicho menos, la monótona “Dream of Mankind” que a pesar de su buena
melodía vocal resulta muy lineal, y la más moderna “Stevie” demasiado rascona
para mi gusto, para volver a recuperar el pulso más hard rockero con “Because
of You” que aunque tenga tintes actuales muestra al mejor Prakesh
llenando de melodía e intensidad el tema con su voz, manteniendo mucha base
clásica, recordándome en su conjunto a los últimos Gotthard.
Para el final dejan
la densa y rotunda “Secret Hideaway” marcada por sus punzantes riffs saturados,
y la correcta balada “Too Good To Be True”, otra vez con la voz como su mejor
aval destilando profundidad en un tono más rasgado y desgarrado, sobre una
sólida instrumentación en la que de nuevo las guitarras de Munster y Blunier
se dejan notar. Un buen cierre para este disco que sigue mostrando a una buena
banda, con actitud y poderío, pero algo irregular y que, sobre todo, me gustaba
más en sus inicios más melódicos.
Mariano Palomo
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