martes, 18 de mayo de 2010

VARGAS BLUES BAND “Mojo Protection Revisited”

(Avispa)

Hablar del hispano-argentino Javier Vargas, es hacerlo de una de las figuras más relevantes del blues rock, no sólo nacional sino internacional, y exponer aquí su currículo nos llevaría un tiempo y espacio del que no disponemos. La extensa trayectoria de este guitarrista y compositor está salpicada por infinidad de colaboraciones y apariciones con algunos de los más grandes del género, además de por un puñado de buenos álbumes como este “Mojo Protection Revisited” que ahora rescata a través del sello Avispa para distribuirlo como merece en todo el territorio nacional. En este disco lleno de pasión, clase, elegancia, sentimiento y diversión, encontramos cortes de puro blues eléctrico cercano a lo que nos tiene acostumbrados a hacer últimamente el gran Gary Moore, caso de la inicial “Talking About The Blues” o de la más setentera y pesada “You Got Me” con un versátil Tim Mitchell a la voz. Otros más rockanroleros y vacilones como la divertida “Make A Change” adornada por las percusiones latinas de Luis Mayo dándole un interesante aire a lo Santana, “Ride With My Blues” con ese punto sureño y fronterizo que también aparece en la polvorienta “Promise Land” con un sucio y arrastrado solo que contrasta con las exhibiciones que se marca Vargas en las más suaves “Suffering Screams”, o en la cálida “I’m Amazed” donde la voz de Bobby Alexander sobresale junto a los sonidos de Hammond de Fran Montero. Más experimental resulta la instrumental “Mojo Protection”, con ritmo extraño y cortado algo psicodélico, alejado del sonido más sencillo y pegadizo de la melódica “Reasons To Cry” a ritmo de blues rock, al igual que la elegante y suave “Love On The Run”. Dejo para el final la doble versión de “Passion Blues”, una primera más breve, llena de blues y soul, con buenísimas percusiones de nuevo a cargo de Luis Mayo que aportan al corte una sensualidad y calidez, que se acentúan si cabe en la versión “Reprise” del corte extendiéndose para crear una delicatessen adornada en mayor medida por el saxo de Deva, por las teclas de Alfonso Pérez, y por supuesto por la genialidad y sentimiento de la guitarra de Javier Vargas. Gran cierre para un buen disco, variado y bien ejecutado y que, como ha sido mi caso, puede agradar a los menos acostumbrados al blues más académico.
Mariano Palomo

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