Poco tiempo duró el
experimento en solitario de Chris Bay “Chasing The Sun”. No está mal sacar
alguna vez algo alejado de tu línea habitual, pero todo tiene su momento y
después de tres años desde “Master Of
Light” ya iba tocando más material de
Freedom Call. Este “M.E.T.A.L.” no destaca especialmente en
la ya longeva discografía de la banda teutona. Ni para bien, ni para mal. No es
su mejor entrega, ni tampoco es la peor.
Es un trabajo más en su trayectoria que se limita a seguir los esquemas anteriores,
sin rarezas ni experimentos, cosa que sin duda agradecerán los seguidores fijos.
El redondo tiene un
excelente arranque con “111 - The Number of the Angels”. Una magnífica mezcla
de happy metal y power metal, de temática fantástica, en el que nos parece
percibir cierto cachondeo encubierto. Son innumerables las canciones que
mencionan el famoso y satánico número de la bestia, pero creo que esta es la
primera vez que se nos dice cuál es el número de los ángeles. Puro power sin
matices es “Spirit of Daedalus”, una gran pieza que, como podemos deducir,
habla del mito de Ícaro y su padre Dédalo. El siguiente corte es uno de
los platos fuertes del álbum¸ al fin y al cabo es el que le da título. Se trata
de M.E.T.A.L., un majestuoso himno que se abre sitio entre los mejores que jalonan
la discografía de Freedom Call. Un
canto de hermandad y fidelidad… al metal, claro. “Ace of the Unicorn” es una
simpática composición de happy metal cuya letra mezcla la fantasía con un
mensaje de ilusión y esperanza. De momento no podemos tener queja de esta nueva
entrega. Los cuatro temas que llevamos son geniales, cada uno a su manera. “Sail
Away” en cambio, supone un bajón. Es uno de los pocos de relleno. Lentorro y
aburrido, además es el que tiene una letra más triste.
Por suerte las cosas
vuelven a ser las mismas, con otra simpática y alegre pieza de happy metal, “Fly
with Us”, también fusionando la ficción con el optimismo. En una línea muy similar tenemos “One Step into Wonderland”.
“Days of Glory” en cambio, supone un cambio de orientación, una buena dosis de
power metal que habla de un viajero del tiempo. En la recta final el happy es definitivamente
desplazado por el power en dos acelerados cortes que incluso tienen cierto tono
oscuro, “Wheel of Time”, y “Ronin”, que sin ser malos, no podemos evitar que
nos gusten más los del principio. El redondo finaliza con dos curiosas
versiones en acústico de canciones de otros discos, “Warriors” y “Emerald
Skies”, pero antes viene el último tema de nueva creación, “Sole Survivor”. Todos
esperamos el casi obligatorio cierre juerguista, como “Far Away”, “Power &
Glory” o “Beyond Eternity”. Pero nos encontramos con este “Sole Survivor”, que
pese a su pegadiza melodía y ser una buena canción, se queda muy lejos de los
geniales fines de fiesta a los que estamos acostumbrados.
Si
“Master Of Light” pudo suponer cierta desilusión porque el happy
prácticamente desaparecía en favor del power, el presente “M.E.T.A.L.”
presenta cierto equilibrio entre las dos tendencias, y es un producto capaz de
convencer y abarcar a ambos públicos. De cualquier modo, no decepciona.
Nacho
Jordán
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